• Último clásico dejó dos víctimas

    El clásico de la fecha pasada se resolvió temprano a favor de San Luis con el gol de Mauro Caballero. Todos los fanáticos canarios festejaron a rabiar, como Óscar Pérez, un antiguo simpatizante sanluisino de esos que se hacían socios y lucían orgullosos su carné.

    Este vecino del sector de Lo Garzo, de 89 años, tenía un ritual que seguía hace un par de años. Su nieta Stefani Leiva cuenta que "mi abuelo hace como dos años que no podía ir al estadio porque tenía problemas en sus piernas. Él escuchaba todos los partidos en una radio a pilas que tenía".

    El sábado pasado no fue distinto y Óscar se instaló en el antejardín de su casa con la radio pegada a la oreja para saber cómo le iba a San Luis ante el archirrival. "Él estaba viudo hace 9 años, por eso vivía solo, y como no tenía TV cable, escuchaba los partidos por la radio; a veces hasta quedarse dormido", comenta Stefani.

    Por dos horas todos estuvierron pendientes del partido; solo al anochecer una vecina del sector se percató que la puerta de la casa estaba abierta pero Óscar no estaba.

    "Llamaron a uno de sus hijos (Carlos), entraron a la casa y ahí encontraron a mi abuelito ya fallecido. Una enfermera nos dijo después que, calculando la hora del deceso, coincidía más o menos con el momento en que San Luis había hecho el gol", señala la joven.

    El fiel hincha fue velado en la sede social de Lo Garzo, hasta donde llegó el mismo autor del gol a dar sus condolencias y llevar una camiseta de regalo.

    POR UN EXTINTOR

    Antes de que comenzara el partido, la joven Javiera Ponce Marambio, de 19 años, era una de las encargadas de accionar uno de los extintores para lanzar humo de color rojo en la barra de Unión La Calera.

    Sin embargo, algo salió mal y la entusiasta barrista debió ser sacada en ambulancia del estadio. Su padre, Juan Ponce explicó que "el extintor como que se trabó y después el polvo químico que le echan salió de golpe y le llegó de lleno en los ojos. A mí me fueron a avisar porque estaba en otro lado de la tribuna".

    Como consecuencia, Javiera está internada en el hospital Salvador en Santiago esperando para ser sometida a una delicada operación. "Deben reconstruir su membrana ocular que quedó con pocas células vivas que esperan regenerar, a través de una operación vía láser. Es en su ojo derecho, que es el que está más dañado. Los médicos han dicho que no recuperará la visión en un cien por ciento", señaló el padre de la joven.

    Javiera y su familia son de Nogales y sus padres han viajado todos los días a Santiago para estar con ella. "A veces ve un poco, pero borroso", dice Juan Ponce. J