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Hasta el martes se podría medir rebrote tras desconfinamiento
El martes 29 de septiembre será el último de los días en que se podría ver el impacto -positivo o negativo- que tuvo en los quillotanos el inicio de la Fase 2 y las Fiestas Patrias.
Las largas y extensas filas, y las aglomeraciones en el centro de la ciudad, encendieron las alarmas en la capital provincial, especialmente porque la comuna espera pasar pronto a la Fase 3, lo que podría quedar en veremos si la cifra de casos positivos diarios vuelve a subir a los dos dígitos y los casos activos -que se conocen dos veces por semana- quiebran la actual baja sostenida.
Si el escenario se pone complejo -por la existencia de algún brote-, volver a la cuarentena podría ser una alternativa, a la que nadie quiere volver.
Fernando Espinoza lidera el equipo COVID-19 del municipio de Quillota desde marzo. En su computador lleva el registro diario de los casos, también los informes epidemiológicos y a pocos metros hay uno de los tantos centros de trazabilidad de la comuna. Espinoza sabe lo duro que ha sido la enfermedad para personas con las que habla a diario, pero también está consciente de lo que ocurrió el martes en el centro de la ciudad, donde lo que menos se respetó fue el metro de distancia.
"Tengo miedo", confesó, aprovechando que tenía un calendario cerca para plantear que si hubo contagios en esas fechas, estos serían visibles hasta el martes próximo, es decir, en cuatro días más.
"Nuestra prueba de fuego será el fin de semana y principios de la otra. Si logramos mantener las cifras que estamos viendo, es para felicitar a la gente", dice el exenfermero del SAMU del hospital San Martín.
A no bajar la guardia
Quillota es una de las comunas con mejores indicadores en la región de trazabilidad, búsqueda activa y control de la pandemia. Por eso Espinoza sabe que cuando lleguen los casos, si así ocurre, aislarlos será inmediato. Más aún considerando que ya opera el laboratorio comunal, el que permitirá bajar el tiempo de espera de resultado de las PCRs a 24 horas.
Espinoza plantea que hay aspectos no debemos olvidar. "No importa que las personas se junten, lo que hay que cuidar es no respetar los protocolos de cómo me protejo para no infectarme. Si estamos todos con mascarillas, en contacto, conversando, hay una probabilidad de enfermarnos mucho menor", plantea.
Por eso plantea su preocupación cuando, por ejemplo, advierte en el centro a personas en familia sin mascarilla o conductores que van, ventana abajo, conduciendo sin cubrebocas. "La COVID-19 viaja por el aire, si no tienes la mascarilla podrías recibirlo por el aire si alguien cerca tose o te lo acerca un viento", dice.
El virus puede ingresar al cuerpo por la nariz, la boca o los ojos. De ahí la importancia, por ejemplo, de sumar lentes también o una máscara facial a la mascarilla, siempre obligatoria.
"Si me llevo las manos a los ojos sin lavarme, igual me puedo infectar", dice. "A todos nos gustaría abrazarnos y tocarnos como era antes del 2020, pero hoy tenemos que acostumbrarnos a esto y, lo más importante, es que podrán verse, no lo podrá tocar (a sus papás o abuelos) pero lo podrá ver, escuchar, es muy importante que la gente entienda que acá, son sacrificios para estar mejor mañana", concluye Espinoza.
El centro
Lo ocurrido en el centro preocupó a todos. Desde la Seremi de Salud mantienen a raya lo ocurrido y aunque no se pasó una infracción en Johnson, personal ha estado recorriendo las tiendas para revisar el cumplimiento de las medidas sanitarias.
También el municipio, desde donde ya sacaron dos multas el martes. "Yo esperaba que mucha gente saliera a las calles luego de levantar la cuarentena, pero lo que se salió de las posibilidades fue la situación de Johnson que abre sus puertas con remate total, ofertas de hasta un 80%, sin guardias, ahí hay una irresponsabilidad y por eso se aplicó una multa inmediata", dijo el alcalde Luis Mella. J
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Decreto para las filas
El pasado martes tanto el Banco Estado como la tienda Johnson fueron sancionados por el municipio por no cumplir una ordenanza municipal que obliga a todo local que venda productos o que preste servicios a realizar un control de la fila al exterior de la tienda o sucursal, aunque sea la vía pública. La ordenanza, del mes de abril, impone una multa de hasta $500 mil para aquellos que no lo cumplan y quienes están facultados para cursarla son los inspectores municipales. También se debe respetar en poblaciones y villas.