• En Quillota hacen fila por humitas y pasteles de choclo

    En esta época del año en que disfrutamos de muchas frutas y verduras, una de las cosechas más apetecidas por comerciantes y consumidores es el choclo, o la mazorca fresca del maíz que en otras latitudes es conocida con otros nombres. Pero en nuestro país se trata de un alimento sumamente popular, y dos de sus preparaciones más consumidas en esta época estival son las humitas y el pastel de choclo.

    Por eso los choclos humeros y pasteleros (esos más gordos) ganan terreno en varios puestos de las ferias o en verdulerías. Teniendo alguna máquina moledora en casa, no son pocos los que se animan a realizar sus propias preparaciones, pero la mayoría no tiene tiempo o aptitudes culinarias para eso, por lo que algunas comerciantes que se instalan en puntos estratégicos de Quillota, tienen una clientela cautiva gracias a que ofrecen estas delicias derivadas del maíz.

    Es el caso de Elba Zamora, quien dos veces a la semana, y acompañada por algunos de sus hijos, emprende viaje a Santiago para proveerse de la materia prima para el negocio con el que se gana la vida hace 30 años. "Voy a la feria de Lo Valledor, nos vamos a las ocho de la tarde y estamos de vuelta a las tres de la madrugada", cuenta esta quillotana, que de esta manera se trae dos mil o tres mil choclos para preparar las humitas y pasteles que sus clientes le compran sagradamente.

    SE HA MODERNIZADO

    Elba Zamora se enorgullece que hoy, este negocio de vender estos productos tradicionales es como una pyme familiar, ya que su esposo, hijos y hasta un nieto la apoyan con distintas tareas para que esta comerciante se instale todos los días en la calle O´Higgins. "Luché para poder ponerme aquí con mi carrito, conseguí los permisos y después adquirí esta moto para poder trasladarme con mi mercancía", destaca la mujer, quien antes tenía una forma mucho más sacrificada de vender sus humitas y pasteles.

    "Por harto tiempo salía con una carretilla para moverme con estos productos, y recorría las calles para vender las humitas. Era agotador, pero había que hacerlo nomás", recuerda la protagonista de esta historia, quien también tenía otras formas de dar forma a su emprendimiento que ha ido modernizando con el tiempo, ya que agrega que "molíamos manualmente el choclo, hasta que después inventamos una máquina con motor para facilitar la tarea".

    Es que desde que su padre la llevó por el camino del comercio, "cuando íbamos a vender alcachofas a Calera", hasta ahora, Elba Zamora se ha dedicado a su negocio de las humitas y los pasteles, "el cual me ha permitido criar a mis seis hijos y vivir de esto".

    Son muchos los quillotanos que saben que entre las once de la mañana y las tres de la tarde, está la señora Elba vendiendo tres humitas por dos mil pesos, y pasteles de choclo a $2.500 y $3.000 cada uno.Así aprovechan de llevarse estos deliciosos productos para el almuerzo.J

  • los ingredientes y el cariño

    Elba Zamora tiene fórmulas que aplica para que sus preparaciones de maíz sean as preferidas de muchos quillotanos que la buscan en el centro. "Para las humitas el secreto está en la albahaca y el cariño que uno le pone a hacerlas, además, para mí es fundamental 'La Juanita' que les pongo, que es una antigua marca de margarina. Las hago mixtas con sal y azúcar", revela esta comerciante, que también asegura que busca los mejores locales para comprar el pollo que llevan los pasteles, y también la carne, "que es de una carnicería de El Bajío",, dice.